Por Jorge Nitales Donald Trump ha vuelto a los titulares con una nueva versión de su icónico lema: "Make America Great Again". Pe...
Por Jorge Nitales
Donald Trump ha vuelto a los titulares con una nueva versión de su icónico lema: "Make America Great Again". Pero esta vez, parece que el eslogan viene con un plazo extendido: "el año que viene". La frase, que recuerda a las promesas de Fidel Castro de que "ahora sí vamos a construir el socialismo", parece encapsular la esencia de las grandes declaraciones políticas: mucho ruido, pocas nueces.
Trump ha presentado su ambiciosa "Agenda 47", un paquete de propuestas que incluye desde construir "ciudades de la libertad" en tierras federales hasta invertir en autos voladores y otorgar bonos para fomentar un baby boom ("siempre que no sean hijos de migrantes, que de esos ya tenemos muchos en el país"). Sin embargo, la concreción de estas ideas parece tan probable como que Elon Musk compre Groenlandia para renombrarla "Tesla-Landia". ¿Será que cuando Trump dice "América", en realidad se refiere al bolsillo de los multimillonarios?
Por otro lado aún no se sabe qué día Trump va a resolver la guerra en Ucrania en 24 horas, ni cómo. Quizás está planeando enviar un tuit tan contundente que Putin y Zelenski se abrazarán al instante, también el año que viene. Mientras tanto, propuso de último minuto cambiarle el nombre al Golfo de México por el "Golfo de América", y lo cumplió, aunque solo le hicieron caso en Yanquilandia, porque ¿qué mejor manera de hacer grande a un país que renombrando cuerpos de agua?
La ironía es evidente: mientras Trump promete grandeza futura, su legado pasado sigue siendo objeto de debate. Su retórica recuerda las eternas promesas incumplidas del socialismo cubano, pero con un toque capitalista. Como diría cualquier analista político con sentido del humor, lo único verdaderamente grande aquí es la capacidad de Trump para mantenernos hablando... del año que viene.
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